LA MODA EN EL SIGLO XlX

Hola, somos Sara y Natalia de 2º de bachillerato de ciencias de la salud, y vamos a dar comienzo a nuestro blog que trata de "LA MODA EN EL SIGLO XLX", queremos que sirva de información y sobretodo que sea divertido e interesante. Abarcaremos varios temas, desde la moda, hasta la decoración y la bisutería, sin olvidarnos de algunas curiosidades. En un principio comenzaremos con una descripción de cómo vestían los hombres en este siglo, y segidamente, otra descripción de cómo vestía la mujer en el mismo período. Describiremos su vestimenta con todo tipo de detalles sin olvidarnos ninguno, a continuación daremos paso a dichas descripciones...

Decoración siglo XlX

Seguidamente, hablaremos también sobre la decoración de diversos edificios, establecimientos y alojamientos ya sean casas, Iglesias, escuelas, fábricas, etc.

Edificio de la sala de máquina de vapor Buxeda_Vell

Edificio de la sala de máquina de vapor Buxeda_Vell
Del Vapor Buxeda Vell se conserva la sala de máquinas, donde está la máquina de vapor semifija Wolf (1908), y la sala de calderas. Actualmente, el Vapor Buxeda Vell es la sede del Museu de la Indústria Tèxtil Llanera

Casa Antoni Casanovas

Casa Antoni Casanovas
En el año 1859, el fabricante y alcalde sabadellense Antoni Casanova mandó construir esta casona en la c. de Sant Antoni. El edificio, obra del arquitecto Josep Antoni Obradors, es representativo de la construcción mixta formada por un cuerpo de vivienda y una parte industrial por detrás, que da a un patio. Después del uso residencial, la casona acogió a diversas instituciones. Fue sede de los juzgados, de la Caixa d'Estalvis de Sabadell y de la Escuela Industrial hasta que en 1931 fue destinado a acoger el Museu de la Ciutat. En el año 1971, una vez las secciones de paleontología y arte habían conseguido un museo propio, se convirtió en el Museu d'Història

DIFERENCIAS ENTRE EL TRAJE DE FALLERA DEL SIGLO XVIII

  1. CAMISA: Es la pieza de ropa interior. Suele ser a conjunto con la enagüas.
  2. ENAGÜAS: Son la parte de ropa interior que se lleva bajo la falda. Va acompañada de un ahuecador para asi darle vuelo a la falda
  3. MEDIAS: Suelen ser de seda o algodón y con bordados de flores, iniciales...
  4. ZAPATOS : Normalmente están forrados con la misma tela del traje, y hay de diversos gustos: de punta redonda, cuadrada, con lazo...
  5. FALDA: Una de las partes que mas luce en el traje de fallera. Suelen ser telas de seda o rayon estampadas con flores de colores o borcateladas.
  6. CORPIÑO: Parte superior del traje, que va acompañada de manteletas. Suele ser de la misma tela que la falda, y la característica del traje del siglo XVIII es que es de media manga (hasta el codo), sin embargo en el traje de valenciana del siglo XIX las mangas del corpiño son de farol, es decir, de manga corta. Las mangas de farol suelen ir fruncidas y acompañadas de puntillas. Las del siglo XVIII pueden ir acompañadas de puntilla o de un simple lazo, segun gustos.
  7. LAS MANTELETAS: Las manteletas pueden ser de tul, de seda... y van bordadas de hilo de oro o de plata labrando en la misma tela de la manteleta preciosos dibujos. Su acabado puede ser en forma cuadrada o redondeada.
    Las manteletas se componen de la manteleta superior, que es la que se lleva en el corpiño, y la manteleta inferior, el llamado delantal. Ambas llevan el mismo bordado.
  8. LAS PEINETAS: Las peinetas son del mismo estilo para los dos trajes, pueden ser cinceladas en latón plateado o latón en oro. Se colocan sobre los moños.
  9. EL ADEREZO: El aderezo es otro de los accesorios que mas se luce en el traje de fallera. Suele estar hecho a mano por un orfebre. Para el siglo XVIII el aderezo suele estar compuesto de una cholla, que se coloca en la parte superior del corpiño, junto al escote, el collar, el cual suele ser una cruz, una virgen o cualquier otra cosa mas relacionada con el ámbito religioso, como puede ser un camafeo. Para el siglo XIX suele ser a conjunto con la cholla y suele ser de varias tiras de perlas acompañadas con un broche central o dos laterales. Las agujas, son las agujas que se clavan en el moño trasero y sirven de sujecion de éste.



*ANTES DESPUES*






YA EN LOS TIEMPOS MODERNOS: TRAJES SENCILLOS Y CÓMODOS

En la segunda mitad del siglo xix aparece la máquina de coser, elemento que ha de revolucionar cl arte del vestido al poner al alcance de las elegantes un instrumento de alto valor para la confección de las ropas.

Hasta aquí, al hablar del traje lo hemos hecho refiriéndonos casi exclusivamente a los pueblos europeos y, de éstos, a los occidentales, pues de ellos deriva nuestra civilización. Varios capítulos requeriría referirse a los trajes de todos los pueblos del mundo y a su evolución histórica; por eso solamente hicimos algunas consideraciones generales al respecto. Nos resta agregar ahora que las clases sociales más poderosas eran las únicas que podían permitirse modificar sus vestimentas de acuerdo con los dictados de la moda, imponiendo su personalidad o sus gustos, cosa imposible para el pueblo en razón de su incapacidad económica. Por eso los trajes populares, típicos de cada región, se han mantenido sin modificaciones sustanciales durante largos años.

Sólo cuando sobrevienen los cambios económicos y sociales del siglo xix, con el maquinismo y el encumbramiento de la burguesía y de la clase media, van desapareciendo las diferencias exteriores en el traje. La moda masculina varía notablemente: desaparece el calzón corto, reemplazado por el pantalón, ancho primero y luego más angosto, que cae sobre el empeine. Se imponen la americana, el traje deportivo, el calzado cómodo y fuerte, y el cuello blando.

Desaparecidos el miriñaque y el corsé, el vestido de la mujer se simplifica para adaptarse a las necesidades de la agitada vida moderna, y lo mismo sucede con el peinado. Finalmente, el vestido responde a la estructura física y a su misión funcional, marcando la cintura y la cadera.

En nuestra época, el hombre, con las barbas rasuradas, cabellos cortos y trajes sencillos, luce varonil y elegante; la mujer, con ropas cuyas líneas se han adaptado a la gracia de su silueta, ha ganado en soltura, atractivo y distinción.

CURIOSIDAD:::*EL MONARCA QUE ESTRENO UN PAR DE MEDIAS PARA ASISTIR A LAS BODAS DE SU HERMANA

Los siglos xv y XVI aportan un material de exquisita sugestión y gran belleza: el encaje, profusamente usado en la ropa interior, ya generalizada, y en golillas, pañuelos, cuellos y puños.

Ambos sexos lucen hasta la exageración pedrerías, polvos, rizos, cintas y lazos. En esta época aparecen definitivamente separados el calzón y las medias. Ya hemos visto que los pueblos antiguos desconocían el uso de las medias: los galos y los romanos ceñianse las piernas con bandas y correas.

En el medievo, lo que constituye la media formaba la parte inferior de las calzas y, luego, de las medias calzas. Las primeras medias que se mencionan en la historia son las de punto que estrenó Enrique H, rey de Francia, para asistir a las bodas de su hermana. la princesa Margarita, con Manuel Felipe, duque de Saboya.

Las medias del rey causaron honda impresión entre los cortesanos y la elegantes de la corte, tanta que la industria de tejer medias adquirió enseguida gran volumen. Las medias, accesorio del traje al que la mujer moderna presta preferente atención, sirven en algunas regiones de España, por ejemplo en Salamanca y Extremadura, para determinar, por su color, el estado civil de las mujeres: las solteras las usan blancas; negras las viudas. y verdes o rojas las casadas Hacia fines del siglo xvi hace su aparición en Europa el abanico, prenda originaria de Oriente, que alcanzó prontamente gran difusión; las mujeres hicieron de él un eficaz colaborador de su coquetería, llegando hasta adjudicar a sus movimientos un lenguaje o significado convencional.

En China y Corea, las mujeres que guardan luto no pueden prescindir de él cuando salen, va que deben utilizarlo para taparse el rostro al cruzarse con otras personas en la calle. El abanico, que sufrió frecuentes y prolongados eclipses, ha vuelto a usarse profusamente aun en nuestros días. Durante el siglo xvii el vestido femenino alcanza proporciones monumentales, pues aunaue el corsé ciñe terriblemente el talle, la cadera aumenta de volumen por medio del miriñaque. El hombre comienza a usar el calzón liso y ancho, sujeto a la ro dilla por una cinta y cortado verticalmente por uno o dos tajos que dejan ver la ropa interior. Las botas altas se abren en la parte superior en forma de embudo.

La chaqueta corta deja ver, por las aberturas de los costados, la camisa. El sombrero se recarga de plumas y cintas. La gorguera ha ido desapareciendo y las mujeres usan escotes cuadrados y bajos, por donde asoma la camisa plegada. Todo el inundo lleva pelucas, y se llega a la máxima extravagancia en Francia durante el brillante reinado de Luis XIV.

Vestimenta, complementos y detalles de la moda en el hombre del s. XlX

Los hombres chisperos visten calzones con faja de seda y chaquetilla de alamares, las clases elevadas llevan frac con hombreras anchas y cuello vuelto. Calzones ceñidos o pantalones. Chaleco y corbatín o corbatas anchas. Redingotes. En 1840 el frac es ajustado y con faldones mas estrechos; el pantalón tiene trabilla, usándose levita con amplios faldones. El chaleco es corto y la corbata grande. Esclavinas. Pelo rizado y largo, bigotes, patillas y perillas. Sombreros con capa alta.

Vestimenta, complementos y detalles de la moda de la mujer del s.XlX

El primer tercio del siglo, la mujer sigue llevando los trajes con ligeras modificaciones. Añadiéndose en España a las modas francesas blondas y mantillas. En 1830 se almidona y ahueca la falda, baja el talle, vuelve el corsé y las mangas se acortan y se abullonan. A mediados del siglo reaparece el miriñaque de crinolina, con volantes y se usa polizón abultado por detrás y corpiño ajustado. Peinado en bandos con trenzas y rizos, con moño alto y tirabuzones que luego se substituyen por bandos con tirabuzones y moño. Cofias de terciopelo, sombreros pequeños y pamelas, con bridas de cintas.

Zapatos descotados con un cruzado de cintas patos con punta estrecha, que luego se ensancha.

LA MODA SEGÚN ALGUNAS REVISTAS

En la biblioteca pública de New York en inglés New York Public Library (NYPL) se encuentra alrededor de 160 láminas de una gran revista de moda como es “The Peterson’s Magazine” que fue publicada entre los años 1843 y 1898, cuya edición americana es “Les Modes Parisiennes”. En el período de la última mitad del siglo XlX existió una gran proliferación de las revistas de modas actuales en aquella época, de las cuales había bastante variedad de ejemplares diferentes. Por aquella época hubo una gran cantidad de mujeres latinoamericanas que tenían conocimiento de costura, y si no lo tenían, seguro que pertenecían a una clase privilegiada, es decir, con mayor nivel económico, por lo que podían pagar a alguien que les confeccionara el vestido. Tomaron como modelo lo expuesto en las láminas de las revistas que circulaban por aquella época, y que a continuación alguna de ellas se las podremos ofrecer:

EL DESARROLLO DE LA MODA EN EL SIGLO XIX

A continuación hablaremos sobre la moda burguesa de la época y no a la vestimenta tradicional. Aunque hemos considerado interesante incluirlo para que sirva de contrapunto, comentando la moda de las clases acomodadas en sus diferentes períodos en el siglo XlX, período en el que las clases populares vestían con su propio estilo, en puntos diferentes e iguales, ya que es indudable que la Alta Costura, propagándose desde la clase más alta de la sociedad hasta la más baja extendiéndose por todos los niveles de la pirámide social, es, en buena medida, responsable de la evolución que experimenta la vestimenta popular.
Podríamos considerar la moda como un placer que reafirma la vanidad y divide las clases sociales de acuerdo a la vestimenta. Pero la moda es mucho más que eso. Al igual que otras costumbres, la moda habla de la sociedad, nos muestra los elementos que son importantes en una cultura y de qué manera su gente vive y se desenvuelve en un contexto histórico, social, laboral y geográfico determinado, todo esto influye en cada una de las piezas que conforman la vestimenta.A finales del Siglo XIX era impensable que las mujeres llegasen a liberarse del corsé, o que un día se pusieran faldas que dejasen ver sus piernas. Antiguamente, los patrones que regían la moda eran estéticos, despreocupando factores considerados secundarios, como la comodidad e incluso el bienestar físico. Con los cambios tan grandes ocurridos durante el siglo XX en las formas del vestir y en la tecnología, es fácil imaginar que en un futuro próximo surgirán nuevas e innovadoras prendas auspiciadas por la tendencia al confort, la comodidad y la llegada de avanzadas fibras textiles.

LAS JOYAS DE LA REALEZA ESPAÑOLA


Las joyas reales de España fueron destruidas en el incendio del alcázar de Madrid de Víspera de Navidad en 1734. En el siglo XIX, el rey Alfonso XII ordenó una nueva corona y cetro. Esta corona desapareció durante la Guerra civil española. Las joyas que llevan los reyes de España en la actualidad son estrictamente privadas y no están vinculadas a ninguna institución. Tampoco las hay previstas para la ceremonia de coronación pues en España se realiza una mera proclamación. Como joyas reales, tan solo perduran una corona tumular y un bastón de mando que son mostradas para las ceremonias y la jura de las cortes (Parlamento) desde tiempos de Isabel II. La corona está hecha de oro y descansa en 8 bandejas con los emblemas del Reino grabadas. Forman parte del Patrimonio Nacional.

LA BISUTERIA EN EL s.XIX-LAS JOYAS DE LA REALEZA

Desde un punto de vista de tocado la palabra corona es distintivo de poder y dignidad, símbolo de victoria y de placer.
En su origen no era más que un adorno más de los sacerdotes y si algunos reyes también la adoptaron para dejar constancia de su poder fue porque en la antigüedad coincidía en una misma persona el ser el sumo sacerdote y monarca de un pueblo o nación.
Las primeras coronas no fueron más que una simple venda con que se ceñía a la cabeza.
En los tiempos de la Edad Media se produjo una diferenciación con la antigüedad en el sentido de que no tenían ya un sentido religioso y los órfebreros solían utilizar como materia prima el oro y los emperadores de Bizancio aparecen siempre con una corona de oro rodeada de piedras preciosas y perlas, y este uso que se dió en Oriente pasó a las monarquías europeas.

ESTRUCTURA DE UNA CASA BURGUESA EN EL SIGLO XIX

Los espacios públicos y privados fueron importantes dentro del Modernismo, no sólo ya para la arquitectura modernista, sino también para comprender la sociedad. La nueva y pujante clase burguesa tuvo especial interés en el ámbito doméstico y como proyección de una ideología finisecular.
En el siglo XIX, al abrigo de la industrialización, la burguesía comercial y financiera se impone como clase dominante. Al mismo tiempo, las ciudades, cada vez más pobladas gracias a la inmigración y la mejora de las condiciones de vida, se ensanchan con el surgimiento de nuevos barrios y modernas edificaciones.
La burguesía, clase fundamentalmente urbana, intentará reflejar en los barrios que habita y en sus viviendas su forma de vida característica, su nueva situación de privilegio.
La casa es, de alguna manera, reflejo del orden vertical en que se organiza la sociedad. Habitualmente, la planta baja es un espacio dedicado a las tiendas, los almacenes o los talleres. También se halla en este nivel la portería.
La vivienda del propietario se halla en el primer piso, pudiendo ocupar toda la planta. Los dueños de los edificios eligen las primeras plantas para vivir, antes de la invención de los ascensores. Es éste el piso mejor ventilado y más luminoso, con amplios salones para recibir a las visitas. En ellos, la rica decoración habla de la reputación del propietario.
El segundo y el tercer piso se dividen en varias viviendas. Estas son más modestas, y en ellas suelen vivir en régimen de alquiler familiares o conocidos del dueño del edificio. Personajes de un segundo nivel económico se afanan por aparentar una mejor situación.
El último piso, bajo la cubierta del edificio, lo ocupan las buhardillas, viviendas peor iluminadas y mucho más pequeñas e incómodas. En ellas, se aloja el servicio del dueño de la casa, o bien son alquiladas a personas de escasos recursos económicos. Algunos de sus ocupantes, como modistillas o emigrantes del campo, han de trabajar en casa para complementar su salario en la fábrica.

EXPOSICIÓN DE LA MODA FEMENINA DEL SIGLO XIX



Estos tiempos atrás el Museo de Bellas Artes de Granada inició su programa de exposición temporales trás su reforma con " La moda en el siglo XIX " , una muestra que repasa la evolución de la imagen femenina durante esa centuria de vaivenes politicos y profundas transformaciones sociales y económicas. La muestra consta de 75 copias, entre vestidos, faldas, camisas, disfraces, prendas de ropa interior, zapatos, bolsos, joyas y otros complementos, procedentes del traje del Museo de Madrid y el Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla.






EL TRAJE DE BAÑO

En 1855 el periódico londinense "THE TIMES" ya hablaba del escandalo del uso del traje debaño, el cual, no se distinguia mucho de los de calle. El de las damas, era un vestido de franela de corpiño ajustado y de cuello alto, con mangas hasta el codo y falda hasta las rodillas, y para terminar, pantalones bombachos, medias negras e incluso, zapatillas de lona. En los caballeros era similar.
Aquellos trajes tenian muy poco de práctico y menos aun de atractivo. La prenda fue evolucionando conforme a los progreson de la industria téxtil. La historia del traje de baño le debe mucho al danés Jantzen, que esperimentó con distintos género. Pero fue el francés Louis Reard, quien despertó verdadera indignación. Su colección de malla de dos piezas escandalosamente pequeña revolucionó elmundo de la moda, marcando un antes y un después, cuya impronta perdura en nuestro presente.

CURIOSIDAD SOBRE LAS BOTAS EN EL SIGLO XIX

Cuando pensamos en botas de cuero, todo tipo de ellas, nos vienen a la mente imágenes de fuerza y estoicismo, capacidad de resistencia y protección, pero las botas son también instrumentos de vanidad y soberbia. Este calzado, que comenzó como una manera efectiva de proteger el pie de agresiones accidentales, volviéndose un elemento de trabajo indispensable, es también espacio para la imaginación y la fantasía.




En realidad las botas de cuero siempre habían formado parte del vestuario militar, pero generalmente como base rústica que daba sostén a materiales como el metal y hasta la madera que ofrecían la protección principal frente al arma del enemigo, notoriamente en el caso de las armaduras feudales. Sin embargo, fue recién a fines del siglo XVIII cuando el uniforme militar adquiere el carácter de emblema nacional, obteniendo sus componentes un papel central en la definición de la identidad del guerrero como fuerza definitoria del nuevo sistema político. Esto lleva al desarrollo del uniforme como objeto suntuario y a la vez como un instrumento de demarcación social, política y económica.



Así la bota d
e cuero pasó a ser una parte del vestuario reverenciada y vinculada a la sexualidad (como toda prenda de cuero, debido a su insepable vinculación a lo animal), transformándose en un implemento fetichista por excelencia. Esta particular fijación sexual con un objeto, se desarrolló espectacularmente a lo largo del siglo XIX, pero tomó como su elemento privilegiado a la bota femenina. Los pocos modelos de bota que le estaban reservados a la mujer se elaboraban en todo tipo de material, pero difícilmente en cuero, ya que el único desplazamiento para la mujer debía ser el doméstico o el salón (el dormitorio también entraba en los trayectos permitidos, pero allí la protección del pie no era precisamente una prioridad). Sin embargo, alrededor de 1830 surge la ‘Bota Balmoral’, utilizada en Inglaterra por la Reina Victoria, introduciendo la cabritilla como material de elaboración de las botas de salón.


Al principio las botas femeninas eran invariablemente de caña baja y de colores plenos y diseños discretos, pero por la mitad del siglo las cosas empiezan a cambiar. Hasta entonces las botas de mujer se cerraban con botones o lazos, pero sobre 1850 estos detalles empiezan a desarrollarse hasta obtener el protagonismo del calzado. Los botones se multiplicaron hasta resultar incontables y los lazos se extendieron por metros y metros. La caña alta, algo en realidad no demasiado práctico para la mujer (sobre 1880 el ‘abrochador’ era un implemento infaltable en cualquier guardarropas femenino), fue el detonante de esto, exigiendo tiempo y paciencia, algo que no le faltaba a la mujer de sociedad. Todo este esfuerzo tuvo una recompensa particular, por primera vez la bota de cuero femenina obtuvo el mismo poder evocador que la bota masculina.

En el sigl
o XlX, que se destacó especialmente por armar el cuerpo de la mujer mediante implementos como el corsé; las botas de cuero fueron otro de los recursos que hicieron del cuerpo femenino (como lo venían haciendo con el masculino desde fines del siglo XVIII) un espectáculo público de fuertes connotaciones sexuales. El fetichismo de la bota femenina permanece aún hoy, comercializándose modelos inspirados en la moda cotidiana del siglo XlX. Pero toda la sensualidad y sugerencia de colores como el rojo o el negro, e incluso el brillo del dorado no conformaron a la crecientemente inquieta mujer de fines de siglo, que pronto saldría a la calle a reclamar su derecho al voto.

LÁMINA DE REVISTA DE MODA DEL SIGLO "EL CONDE INGLES"

Una de las mas famosas revistas del siglo XIX es la denominada "EL CONDE INGLÉS". En ella podemos encontrar gran variedad de estilos, formas, colores..... y sobre todo la manera en la que ha evolucuonado la moda en este siglo. Esta revista abarcaba toda la moda elegante, exactamente la lámina que le exponemos a continuación pertenece al año 1893. "EL CONDE INGLÉS" es completamente rica en grabados con antiguos vestidos de todas las clases. Su diseño para aquellos años era muy moderno y trabajado, lleva grabdos de lineas en varios colores, y está entintado a mano. En resumen, se expresa miy bien la moda elegante ilustrada. En esta lámina qui expuesta, ppodemos apreciar dos mujeres paseando, llevando a cabo una tertulia, las cuales llevan grandes vestidos.

La mujer de la derecha lleva un vestido azul claro, lleno de linares y de detalles en morado, con mangas pomponsas blancas y un pequeño lazo en el escote. En la mano lleva un abanico a conjunto y en el pelo un recojido con el pelo entero.

La mujer de la izquierda, lleva un vestido de color extraño, entre púrpura y rosa, con muchos detalles el verde claro tirando a pistacho, lleva un lazo bastante largo en la cintura, los hombros son muy pomposos, en la mano como complemento también lleva un abanico pero de varios colores.

Complementos valiosos


En esta fotografía apreciamos varios complementos, de gran valor adquisitivos, que acompañaban a la mujer del s.XIX con su vestimenta. Vemos varios complementos, como por ejemplo un pasador, en tono grisáceo con pequeños detalles muy elaborados, y pocas inclusiones de diamantes o piedras preciosas. También observamos diversos pendientes con diferentes formas, desde ovaladas hasta geométricas, cuyo tallados parece difícil y muy elaborados, estos también tienen inclusiones de diamantes o piedras preciosas, pero muchos más abundante que la joya anterior. Por último destacamos los anillos también en tonos grisáceo, con detalles menos elaborados que las dos joyas anteriores, es decir, a simple vista pareces más sencillos, con un solo diamante o piedra preciosa, pero bastante grande.

Muebles empleados en el siglo XIX

En este apartado, daremos a conocer pequeñas informaciones de cierto muebles utilizados en su mayoría por clases privilegiadas para el uso diario. Los muebles que describiremos a continuación son bastante elaborados, elegantes y con muchos detalles. Por aquella época adquirir uno de estos muebles gran gasto económico, por lo que solo disponían de ellos ciertas clases. También podemos decir que en aquella época era un lujo tener uno de estos muebles, seguidamente los describiremos...

  • ARMARIO MODERNISTA. Este armario está elaborado en madera de caoba marrón rojizo. Tiene un espejo en su parte izquierda y una multitud de cajones. Podemos apreciar varios detalles muy elaborados, y una acabado superior convexo.

  • CAPILLA: Capilla realizada con madera de nogal. En su interior podemos apreciar un precioso bordado en terciopelo rojo, también podemos observar numerosos detalles muy esquisitos.

  • SILLA: Realizada en madera de caoba, de color marrón oscuro y tapizada con una tela en rojo granate, con pequeños detalles bordados en beig. Podemos apreciar que su estructura es baja y bastante ancha.
  • CONSOLA: Realizsada en madera de caoba teñida en negro, embarnizada y una superficie de mármol.Consta de dos partes; la parte inferior apoyada en el suelo y la superior sujetada en la pared y apoyada en la parte inferior.

Pareja de novios en el siglo XIX


En esta imagen podemos observar la vestimenta de una pareja de novios de la clase burguesa, a finales del siglo XIX. Para más información podemos destacar que esta fotografía pertenece a una pareja de novios de E.E.U.U. Podemos apreciar que tanto su ropa como su actitud no parece correspondiente a un día de matrimonio, ya que ambos están bastante ausente, como si la fotografía estuviera hecha sin su voluntad. En definitiva, esta fotografía es muy distinta a las de hoy en día, porque actualmente las bodas son mucho más elegantes, originales y con todo tipo de detalles.

La moda francesa en el siglo XlX: El protagonismo de la mujer.

La mujer noble francesa se destacaba socialmente por sus hermosas ropas y por llevar chal, el cual se convirtió en una prenda muy popular e infaltable en el guardarropa de la época.

Durante el siglo XIX las mujeres francesas debían destacarse socialmente por su belleza, de ahí que los hombres llevaban, en general, ropas de colores sobrios, como para pasar inadvertidos ante las damas.

Una de las prendas comunes en el uso masculino era la chaqueta entallada y abrochada, también los pantalones ceñidos, los calzones con medias y las botas. Un accesorio que acompañaba a los caballeros franceses era el sombrero semicircular llamado “chapeaux claques”.

En cuanto al vestuario femenino, las mujeres lucían vestidos confeccionados en lino o estopilla fina y solían usar pelucas de varios colores.

Durante estos años, la moda instauró cierto lenguaje o jerga que describía los estilos y los cortes de las ropas, es así que se hablaba de un vestido a la “Romaine”, a la “Philomele” o a la “Psyche”, éste último término hacía alusión a un vestido de falda amplia y mangas cortas.

Muchas de las tendencias y estilos en el vestir provenían del renacimiento clásico, el cual se había trasladado también a la arquitectura y al mobiliario.

Una de las prendas más utilizadas por las damas era el chal. Esta pieza se convirtió rápidamente en un complemento de uso popular en la época. Las mujeres lo usaban sobre los hombros, doblado sobre el brazo o bien enrollado en el cuello. Lo llevaban plegado en dos, en forma recta o en diagonal, a modo de triángulo y en varios colores y tamaños. Otros se anudaban al frente e iban bordados o con borlas.

Las mujeres usaban los chales en cualquier momento del año y para las más variadas ocasiones, siempre había una buena razón para enrollarse en uno.

Se confeccionaban en materiales diversos, los más comunes eran de seda, algodón, lana y encaje. Particularmente los de cachemir eran muy codiciados por la suavidad de su textura.